lunes, 7 de octubre de 2013

LA PLACA



Lince se come buena porción de cuadras de la avenida Arequipa. Es el distrito de las academias pre universitarias, de los institutos de hotelería y turismo de serie B, de discotecas que solo sirven para ver partidos de fútbol en pantalla gigante, de hostales con tarifa plana que se prestan para hacerla sin apuro, es el domicilio legal de las chicas que ofrecen sus servicios en la sección Clasificados de cualquier periódico. Lince es dueño de todo eso y quizás esconda más mariposas para la noche, pero también es amo y señor de una placa que lo planta firme en una de las esquinas de la historia del rock mundial.