Si la vida se ha obstinado en cerrarte
las puertas de la felicidad, no le insistas. Deja de tocar. Si una mañana la
vida decide abrir sus puertas a personas extrañas para que se encuentren a sí
mismos, no preguntes por qué. Tampoco reniegues. Si al final sientes que tu
existencia no resulta ser el hermoso paisaje compuesto de pajaritos, mariposas
y un arcoíris que invitan a seguir caminando y, en cambio te das cuenta que es
un invierno de frías temperaturas con cielo nublado a perpetuidad, no te
decepciones. Aún te espera la otra cara de la moneda. Anímate, alienta a tu
alma con tu alma. Busca una salida de emergencia. Sonríele al mal tiempo y
limpia con un Windex la ventana de tu vida. Esfuérzate por quitar las machas
que enmugrecen el vidrio de tu suerte, de repente das un paso en falso y,
mientras caes, la vida decide abrir sus puertas para que encuentres por fin el
sentido a la acción de respirar.
lunes, 26 de mayo de 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)