domingo, 9 de diciembre de 2012


Ir a un mundo donde se camina en sentido contrario, caer como espectador en medio de una cruenta guerra, amanecer en medio de un inmenso desierto y ser aspirado por el radiante sol, tener idea de cómo sería un posible futuro, acostarme con una reina y asesinarla con la llegada de los primeros rayos del sol, escapar de una gran isla en medio del océano sin saber nadar, dormir 100 años y sentir que paso un día, pedirle un deseo a mi hada madrina y verlo cumplirse al instante, bañarme en la aciaga historia de una bellísima actriz porno y preguntarme ¿por qué?, compartir una tarde junto a Gauguin en las Marquesas, perderme por uno de los túneles que conectan el Vaticano, tener los cojones (que no tengo en vida real) y liderar un séquito de avezados mafiosos y controlar la frontera, respirar bajo el agua y buscar la Atlántida caminando, vivir una vida como la de don Juan, fundar una ciudad con el nombre que inventé, contar los días desde una torre de la Bastilla, cumplir una condena injusta en las minas de carbón en Siberia, presenciar el fin del mundo y regresar ileso, encontrar a mi doble y retarlo a un duelo a muerte, escuchar la voz de personajes históricos o de ficción que nunca existieron pero que a muchos les suena. Vivir todo eso y más sin tener un mango en el bolsillo, sin tener respaldo de nada, a las justas un respaldar para apoyarte y abrir el libro. Eso es leer.



sábado, 1 de diciembre de 2012

PASAJEROS



El Caronte del siglo XXI no usa una enclenque y pasiva barca como medio de transporte para trasladar almas al reino de las sombras. Hoy en día Caronte es un diestro chofer de un enorme y cómodo bus que aparece a la carrera y con marcada prepotencia al término de la vida.


El alma en su nuevo papel de pasajero: ocupa sin argumento un tenebroso paradero junto a otras más. Se amontonan, sin intercambiar palabras ni miradas, bajo un silencio extraño a la espera del bus que los llevará a la sala del juicio justo, en un servicio de primera.


Los pasajeros reaccionan cuando, a lo lejos, las luces altas del bus encienden el nuboso horizonte, no se alteran por abordarlo; el chofer tiene órdenes estrictas de llevarlos a todos.


El viaje es profundamente silencioso, como si fuera el último servicio de la noche, pero a la vez, se vuelve largo, angustiante y sombrío. No hay recuerdos que repasar, no hay indicios de un pasado latente; los pasajeros viajan vacíos. Durante el recorrido muchos continúan subiendo, pero ninguno se anuncia para la próxima parada.


Cada cierto tiempo Caronte rompe el silencio del viaje para recabar las monedas que traen los pasajeros, estos, extendiendo sus temblorosas manos, le entregan todas las que llevan consigo. Los ojos se le llenan de vida al recibir las brillosas monedas, pero si no son de su agrado exige más con mucha vehemencia y justo derecho. Los resignados pasajeros le ruegan piedad y misericordia; saben que no traen más y que no hay vuelta atrás. Caronte los observa fría y detenidamente, deja pasar el tiempo: quizás segundos, quizás siglos, lo necesario como para retratar sus temerosos rostros en su memoria y seguir con su propósito. 


A este ineludible transporte que no discrimina ni descansa, que pasea indefinidamente por una ruta siniestra y que defiende una tarifa mortal: suben todos y ninguno baja, sin antes haber pagado su cuenta. 

jueves, 6 de septiembre de 2012

MIRADAS


Subes al bus y no hay dónde sentarse, está reventando de gente. Te acomodas parado como el resto de pasajeros. Adviertes que a tu lado hay una chica muy simpática que lleva puesta una chompa de color lila y el cabello negro amarrado. Ambos comparten un momento al mirarse. Minutos después estás conversando amenamente con ella, segundos después están besándose y siguen haciéndolo hasta que ella propone ir a su casa, se bajan en el siguiente paradero.


Caminan unas cuadras como amantes que se vuelven a encontrar después de varias vidas postergadas. Llegan a su casa y no hay nadie. Empieza el carnaval. Terminan exprimidos por tanto desgaste corporal. La noche los sorprende y ya es hora de que te retires. Ella te acompaña a la estación para que tomes el bus de regreso.


En el camino te encuentras con Percy, (un viejo amigo tuyo) que luce un nuevo look, lo saludas y le presentas a la chica que aún no sabes cómo se llama, la presentas no más. Él te cuenta que estuvo de vacaciones por Honduras y etc. Te despides de él y sigues con ella rumbo a la estación. Una vez allí piensas: seguro querrá que le pida el número de su celular para encontrarnos la próxima semana, ir al cine, hacer algo, quizás volver a su casa. El bus irrumpe tus conjeturas, abre sus puertas, te despides con una cotidianeidad de años y subes.


Adentro no hay dónde sentarse, está reventando de gente. Encuentras un sitio entre dos cuerpos, te acoplas al medio de estos. Mueves tu cabeza a un lado y observas a una chica muy simpática que lleva puesta una chompa de color lila y el cabello negro amarrado, en eso notas que te has pasado de tu paradero, que debiste haberte bajado hace rato y la chica de al lado ni enterada de tu existencia. Entonces reaccionas y te das cuenta que puedes soñar despierto.





domingo, 19 de agosto de 2012

EL LAGO



Desperté y lo primero que busqué en mi mesa de noche fue un lapicero, quería apuntar el sueño para que no escapara fácilmente de mi cabeza. Rebusqué en mi mesa de noche pero nada, solo habían hojas sueltas. Al no encontrar dónde apuntar memoricé las imágenes del sueño en mi mente consciente. En eso, me acordé que debajo de mi cama había dejado un libro con un lapicero al medio, metí mi mano derecha debajo de mi cama y lo encontré: era el poema del Mio Cid con un lapicero como separador de lectura. Agarré una hoja y tomé nota de mi sueño: caminaba por un bosque de fantasmagóricos árboles, el viento movía las hojas de manera uniforme, todo era calma, pero una calma media taciturna, en eso llegué a un tenebroso lago, en la orilla esperaba un bote, me subí en él y cogí una caña de pescar olvidada dentro en este, la preparé y lancé el anzuelo con tanta fuerza que una vez dentro del lago siguió jalando el hilo al punto que jaló la caña con todo y mi cuerpo hacia las profundidades del lago. De pronto, despierto y lo primero que hago es buscar algo para apuntar mi sueño.

AQUÍ Y ALLÁ


Ayer casi muero. Un carro filudo como una guadaña rozó mi existencia a toda velocidad. Fueron instantes en los cuales pude haberme despedido fácilmente de mi cuerpo y de mi apodo. Pero eso sucedió por mi falta de atención, un descuido que no debería volver a pasar. La muerte susurró mi nombre en un segundo, felizmente no volteé a escucharla, suerte quizás.  


Desde ese suceso pienso en ella, le dedico un par de horas a su existencia. Es increíble saber que la vida: algo tan maravilloso, tan inexplicablemente bello termine en algo tan doloroso y funesto como la muerte.


La muerte es la puerta al más allá. La muerte es un paso obligado si quieres tener vida eterna en el paraíso. La vida es un camino hacia la muerte. Todos los que vivimos morimos en brazos de la muerte. La muerte es como un despido imprevisto y sin derecho a reclamo. La muerte te sorprende al igual que una mala noticia. Detrás de nuestras vidas corre asechándonos la muerte.


Nadie sabe cuándo tocará nuestra puerta, pero la vemos en guerras, en enfermedades mortales, en asaltos a mano armada y con bala perdida, escondida detrás de la luz ámbar de un semáforo, en niños desnutridos, en aves y ballenas que varan en solitario en tierra firme, en los perros que cruzan la Panamericana, en el tráfico de armas, en las drogas que campean en todo el mundo, en los ancianos que caminan a las justas y en los carros de Agustín Merino Tapia. Allí está frente a nosotros, rondándonos, esperando de nuestra parte un exceso, un cambio brusco de ruta o un ligero descuido como el mío para volverte su propiedad.


Por eso cada día tiene que ser vivido plenamente como si fuera el último (clásico cliché, pero es verdad). Ten presente que solo vivimos una vez y ese recuerdo tan corto como un segundo, llamado vida, nos acompañará aún en el infinito.



miércoles, 11 de julio de 2012

El MATRIMONIO Y YO


Tengo 31 años y la verdad sigo jugando con carritos, no veo más allá de eso porque cerebralmente estoy estancado en mi niñez, hay cosas que todavía no he resuelto y sé que tomarán su tiempo, ¿y cuándo voy a “madurar”?… No lo sé aún. Madurar: enfrentar la vida como manda el libro, adoptar posturas de caballero, decidir en one, creer firmemente en lo que todos creen, sorprender a las chicas con la actitud reglamentada por los siglos de los siglos, pensar en casarme. Matrimonio: formar una familia, compartir mi cama y mis sueños, dejar de ver a solas mis películas, reportar mis actos, pensamientos y gestos cada minuto y por celular, contarle mis buenos y malos secretos para no zozobrar ante la cotidianeidad, despulgar mi vida ante otra vida. No wey. Vuelvo a los carritos.   
  

lunes, 4 de junio de 2012

DE UNA NOCHE



Esa noche terminé varado en un sauna. Después de salir de la cámara seca me fui al bar para pedir un rehidratante, en eso, una extraña que vestía solamente prendas íntimas se me acercó muy amicalmente para hacerme compañía. La miré de pies a cabeza y la invité a tomar algo.


Estuvimos conversando cosas banales de la vida hasta que me vinieron ganas de poner cuarta y conocerla a profundidad, más allá de su maquillaje nocturno, su pegajoso perfume y su tarifa. Digamos que escarbé hasta llegar a la miseria de una mujer que trabaja como mujerzuela y que nos sirve también para expulsar nuestras miserias, entre una chela y un gatorade.


En un momento me preguntó: ¿qué hacia por la vida?
-Por la vida no hago nada, por mí, escribo –le dije–
-¡qué bonito! respondió.


Le conté que escribo lo que vivo, detalles que percibo de la gente que me rodea y también de los demonios que expulso al escribir. Nos hicimos amigos por unos minutos -lo que duraba su sed, en realidad-. Después de abarcar temas de todo calibre como el machismo de las mujeres y por qué me gusta tanto la hermana de mi amigo cerré el conversatorio haciéndole una pregunta: ¿cuéntame cómo fue tu primera vez con alguien por dinero? La flaca se quedó pétrea por unos segundos como si Dios le hubiera visto el alma desnuda, miró dentro de ella aquella pantalla gigante que proyecta a modo de tragedia ese momento que lo tiene tan guardado y secreto, luego me apuntó con su mirada llena de dolor y me dijo no. Nunca voy a poder contarlo. 


Ahí estaba su miseria. Su desgarradora desgracia. Su antes y después. Su paso en falso. El lado B que todos tienen y que prefieren no tocarlo.




martes, 1 de mayo de 2012

PASILLOS



Estaba en el aeropuerto listo para irme de vacaciones a algún punto del mundo, adonde no lleguen rastros de mi tedioso día a día. Luego de pasar por migraciones me entretuve un rato en el Duty free, vieja costumbre de mirar a la ida para terminar comprando a la vuelta, y fue allí que la vi pasar. Aparentemente me llevaba unos cuantos años más, pasó por mi lado y caminé detrás de ella como si fuéramos a tomar el mismo vuelo (crucé los dedos para que sucediera eso).


Su cuerpo estaba hecho a la medida de mis intenciones. Tenía una figura esbelta y un derrier pequeño y apetecible, digno de inagotables caricias matinales. La seguí por los pasillos del aeropuerto porque mi vuelo tenía para rato y había que gastar el tiempo de espera en alguien, y qué mejor que una mujer sola de cabellos rubios con raíces negras.


Ya casi llegando a su puerta de embarque se quitó su casaca celeste que llevaba puesta, acción que tomé como una invitación (como si de pronto me abrieran las puertas del harén), rápidamente accedí a su requerimiento acercándome un poco más de lo normal mientras iba barajando en mente el pretexto perfecto con el cual me atrevería a tocarle su hombro con mis dedos, pero una voz de tono computarizado, que anunciaba la última llamada de mi vuelo, me desenchufó de ella, me borró su rastro.


Tuve que ver penosamente cómo se alejaba de mi alcance, como si fuera un sueño que ni en sueños era posible. A lo lejos se perdió dentro del tumulto de pasajeros hasta que se convirtió en un indistinguible punto negro.


¡Qué interesante mujer! Sola, andando por este kilométrico pasillo llamado vida, comprimiendo sus años de experiencia en una maleta de mano, lista para volar en busca de un espacio dentro de este ancho y ajeno mundo.





jueves, 26 de abril de 2012

LA FELICIDAD ES IGUAL A:

Despedirse a tiempo de un ser querido. La gente que ríe a tu alrededor. Despertar cada día con algo nuevo por hacer. Encontrar gente en común que te entiende. Cruzarte con alguien igual a ti pero en otro género. Una lluvia por la madrugada. Ver caminar al reloj y saber que estás allí. Llegar a casa y encontrar un perro que te mueve la cola. La puerta que se abre después de tocar el timbre. Poder cerrar los ojos cada noche y escapar a ese mundo de fantasías hasta el amanecer. Es decir sí, o quizás no.

lunes, 2 de abril de 2012

SEGUNDOS




La vida se resume a segundos y no a minutos porque es mucho tiempo, mucho menos a horas; sería como darte otra vida. En solo segundos podemos definir el camino de nuestra vida o torcerlo aún más. Podemos engendrar una nueva vida y también despedirnos de ésta sin decir adiós. Seguro pensabas que al morir uno se toma su tiempo como en las películas y como por ahí dicen. No. La luz de la vida se apaga al igual que el foco que alumbra tu habitación.


Puedes tener una vida insigne, de altas y bajas con enseñanzas fructíferas. Una vida de parque rodeada de niños que juegan a crecer. Una vida que fue de menos a más o viceversa. Una vida de altura que jamás se imaginó que existía vida más allá de sus narices. Una vida que se vive en solitario domingos y feriados. Una vida de pasajes malolientes y tachos rebosantes de basura en las esquinas. Una vida repetitiva como el nombre de las calles. Una vida mundana con interminables y coloridos sellos en el pasaporte.


Al final no importa o quizás si, no la tengo muy clara aún. Pero lo que sí puedo afirmar es que bastamos de tan solo segundos para despojarnos de todo lo vivido e irnos sin avisar.


Por eso cada año al soplar la vela pido más de lo mismo: segundos, nada más.

martes, 6 de marzo de 2012

CARTAS



Me gustan tus cartas porque me dejan estancado en la nebulosa que genera el leerlas. Debo reconocer que para mí, tus cartas, son metafóricas a las cuales no estoy acostumbrado a entender en la primera leída. Me gustan tus cartas porque no me dicen nada pero, a la vez, siento que me estoy perdiendo un mensaje secreto entre líneas. Me gustan tus cartas porque sé que tú las escribes y te tomas un tiempo prudente en escribirlas. Me gustan tus cartas porque llegan cuando presiento que ya todo está olvidado y enterrado. Me gustan tus cartas porque me fascina adivinar tu estado de ánimo al momento de dibujar cada una de las palabras y, sobre todo, me gustan tus cartas porque no tienen remitente y, mucho menos, destinatario.

miércoles, 1 de febrero de 2012

AGUJAS



He disfrutado tráficos dentro del subsuelo y al aire libre, y espero con muchas ansias seguir atollándome en muchos más con el solo fin de jactarme de haber detenido el tiempo, mi tiempo.


Increíblemente el tráfico es un momento exclusivo que adormece por un instante mi destino y mi futuro. Cada tarde cuando me monto sobre cuatro ruedas y voy de regreso las agujas del reloj se detienen ante un congestionado paradero, en un óvalo que atrae con la fuerza de un imán numerosos autos, en una intersección carente de todo sentido o frente a un insubordinado semáforo.


Estar allí, detenido, genera en mí una sensación de como si me lanzaran a la deriva dentro de una burbuja al espacio. Sin minutos que contar y calendarios que botar. Bailando al ritmo de la nada en una pista tan grande como el oscuro universo y, a la vez, disfrutando de un eterno momento carente de amanecer y atardecer.


De pronto, el semáforo da luz verde a las agujas, que con su calculado andar, rompen mi burbuja y me aterrizan en la vida. La gente descongestiona el paradero y suben al bus que los llevará a su destino antes de que caiga el atardecer. El imán pierde su poder de atracción y los carros se vuelcan sobre sus rutas nuevamente y mi tiempo vuelve a regirse bajo las órdenes de las agujas del reloj.

miércoles, 18 de enero de 2012

DAKAR 2012



Los caballos eran ágiles. Los caballos eran fuertes.
Con ese insigne grito de guerra los participantes del Dakar 2012 se aventuraron en suelo Inca. Ellos, pilotos curtidos en el arte del desafío a la madre naturaleza, no imaginaban que en el país de las ricas montañas, hermosas tierras y risueñas playas no acostumbramos a desobedecer a nuestros deseos fisiológicos, mucho menos, postergamos la voluntad de nuestro irritante intestino grueso. Pero perdernos la oportunidad de ver a los participantes del Dakar delineando ferozmente, cual conquistadores, las escabrosas tierras de Arequipa, Nazca, Pisco y Lima con sus rugientes bólidos por ir a sentarnos en el trono, la verdad que no merecía la pena. Tampoco pudimos aguantarnos lo otro ¡ojo!