domingo, 19 de agosto de 2012

EL LAGO



Desperté y lo primero que busqué en mi mesa de noche fue un lapicero, quería apuntar el sueño para que no escapara fácilmente de mi cabeza. Rebusqué en mi mesa de noche pero nada, solo habían hojas sueltas. Al no encontrar dónde apuntar memoricé las imágenes del sueño en mi mente consciente. En eso, me acordé que debajo de mi cama había dejado un libro con un lapicero al medio, metí mi mano derecha debajo de mi cama y lo encontré: era el poema del Mio Cid con un lapicero como separador de lectura. Agarré una hoja y tomé nota de mi sueño: caminaba por un bosque de fantasmagóricos árboles, el viento movía las hojas de manera uniforme, todo era calma, pero una calma media taciturna, en eso llegué a un tenebroso lago, en la orilla esperaba un bote, me subí en él y cogí una caña de pescar olvidada dentro en este, la preparé y lancé el anzuelo con tanta fuerza que una vez dentro del lago siguió jalando el hilo al punto que jaló la caña con todo y mi cuerpo hacia las profundidades del lago. De pronto, despierto y lo primero que hago es buscar algo para apuntar mi sueño.

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