jueves, 24 de febrero de 2011

Raquel

A aquella mujer a la que entregué el resto de aire que me quedaba por respirar. A aquella mujer a la que nunca le dije no, porque ¡NO! A aquella mujer que me consideró, sin saber todo de mí, su otra mitad. A aquella mujer que no entendía mis locuras pero las celebraba. A aquella mujer que no apagó su celular por esperar a que me animara a llamarla. A aquella mujer que con su silencio de biblioteca alegraba mi vida. A aquella mujer que no pedía más que solo mi presencia. A aquella mujer que olió mi timidez y me preguntó si era yo el que escribía. A aquella mujer que partió de mi vida de manera tan natural como quien hace cola en migraciones con rumbo desconocido, dejándome un dolor muy conocido y a aquella mujer que se posó sobre un nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario