martes, 27 de abril de 2010

C'EST LA VIE

Debe ser como una etapa más en la vida del ser humano, como casarse. Nadie sabe a ciencia cierta qué hay al otro lado del espejo. A la hora de hablar de ella todos parecen vendedores ambulantes de dudosa procedencia. Lo malo es que nadie puede regresar de allá, lo bueno es que te saca de acá. Todos tenemos que esperar su voluntad para llegar a ella (no casi todos). A otros les cae de improviso como una inofensiva lluvia y si quieres adelantarte por tu cuenta tienes que sufrir más que lo normal.

¿Qué significa estar muerto? Dejar de dormir todas las noches en tu cama, dejar de vivir con tu familia, entornillar una foto con tu mejor sonrisa sobre algún mueble de la sala, desaparecer sin dejar rastro. Quizás sea eso.

¿Qué haría si pudiera tener la libertad de estar muerto? Vagaría de manera insomne en un día sin fin, sin reloj, sin calendario. Podría cruzar las calles sin respetar el bendito semáforo. Descubriría qué hay detrás de esa puerta que se cierra en cualquier casa. Continuaría la conversación de un borracho en algún pestilente bar. Dejaría que me vean los niños. Me correría de los perros. Sería el espía perfecto. Podría mezclarme dentro de todos. Podría acompañarla sin necesidad de que necesite compañía. La consolaría aunque no sienta resbalar mis manos en su rostro. Contaría sus lagrimas y paradójicamente le calentaría la cama.

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