viernes, 8 de mayo de 2009

Chantilly


Fría imagen de verano, por donde las nubes van desapareciendo; no es su temporada, los días pasan largos y pesados pero más que todo, algo sucede, con seguridad, la ansiedad de la materia por salir, aunque ya esta cerca el día de su maduración. Si, lo veo tiene un puntito amarillo muy chiquito, casi imperceptible para una vista pueril, eso es lo bueno. Cada día va ganando terreno, más y más hasta llegar a gobernar toda la punta, lo miro y digo: ¡que feo grano! ¡Como lo saco ahora!
Muchos me dicen, no lo toques porque te dejara marca pero ¡carajo! no me pueden ver así, llevándolo de aquí para allá. ¿Pues que quieren que haga? es producto de tanta grasa que me empuje sin piedad alguna, que devoraba mientras las tías dejaban su chantilly como si fuera la cáscara de la torta. Yo pensaba -que cojudas, esto es la mejor parte-
Llegara el día que empiece a avizorar y erosionar…
Por lo pronto, espero tranquilo que crezca, se alimente de mí y del ambiente, la verdad no falta nada para que reviente. Dejaré de contar las semanas y los feriados, los días mientras menos los veas, pasan más rápido, es como cuando subes las escaleras saltando un escalón.
Ese día despertaré y miraré la hora, la misma de siempre -como la rutina- y sentiré como cuando vas a una despedida -no sabes que actitud tomar- me levantaré y caminaré frente a él o ellos depende la cantidad de grasa que haya comido, no les diré nada, será como un día común. Postergare el estallido para la tarde, después de las campanadas de las 6:00pm de la iglesia de un país donde más del 95% son ateos. Luego me esconderé en el baño y con mis dos dedos índice, aplastaré con tal fuerza que no solo chisgueteara la típica materia de color crema, sino también salpicará de mi organismo sangre insana sobre el espejo. Quedare desintoxicado y esperaré que cicatrice para empezar de nuevo desde cero, pero ya me veo como estaré. Por fin daré la cara para decir
-jamás vuelvo a comer chantilly-.

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