martes, 26 de mayo de 2009

Lo de Vane


Conocí a una extraña, compartíamos la misma carrera de humanidades en la universidad, el primer día de clase llevaba puesto un polo de una de mis bandas preferidas. Esa fué la puerta que juntó nuestros caminos, nos hicimos amigos, caminábamos por ahí, salíamos por ahí, su presencia hizo crecer una costra que cubrió una herida.
Por esos días andaba buscando qué hacer por la vida, (fueron muchos años atrás) estaba explorando –lo que era el trabajo- un nuevo territorio, eso lo hacía más interesante. En el trabajo hice amigos que desde ya, sabía que eran pasajeros. Pero bueno, le dí con fuerza a la amistad y cuando salíamos del trabajo conversábamos de todo hasta de la muerte, me acuerdo que -Papalote- un amigo, decía
-¡yo, a morir a mi tierra!- en una de esas clásicas tertulias a la hora de salida, salió una invitación de Papalote. Una amiga lo había invitado
¿Donde la conociste?
No sé dónde -me dijo-
Lo habían invitado con derecho a jalar un amigo. Fui designado como el amigo del invitado y me apunté.
El día que fuimos llegamos a un condominio, todas eran casas de 2 pisos y una piscina común, ubicado en las faldas de una colina. La casa era muy bonita, nos recibió una señora -la mamá de Vane- nos presentamos y pasamos. Adentro había gente mayor, sus familiares -pensé- estaban tomando unos tragos en la terraza mientras armaban la parrilla, nos sentimos un poco extraños, al menos yo, que no conocía a nadie. Nos acomodamos cerca al “cooler” que estaba lleno de cervezas. Yo bajé la guardia, tranquilo y sin palabras mientras “Papalote” me contaba como conoció a su amiga… nos tomamos unas cervezas, luego se acercó la mamá y nos dijo -que Vane iba a demorar- si queríamos pasar a jugar con los video juegos ¿claro porque no? -dije-
La señora nos condujo por la sala hasta unas escaleras con rumbo al segundo piso y le preguntó a su hijo menor, que estaba sentado en un sofá, si podíamos subir a jugar pero el niño dijo, que ya había desconectado el nintendo ¡bueno en fin!
Y mientras Papalote le explicaba a la señora que no había problema, esperaríamos a “Vane” en la terraza. Pasee mi mirada por la sala, hasta que encontré fotos de la familia de la casa. Miré y examiné foto por foto y ahí estaba, la foto de una chica, que para ese entonces lo único que me llamó la atención fue el color del marco de su foto tipo “hippie”.
La reunión acabó y Vane nunca llegó. Ese día comimos como cerdos y nunca cruzamos una palabra con los tíos, terminamos jugando toda la tarde con los hermanos menores de Vane.
***

No hay comentarios:

Publicar un comentario