martes, 26 de mayo de 2009

Pasó su Verano


Años atrás trabajaba en el área de Call Center, me dedicaba a llamar durante 7 horas diarias a los nuevos clientes del seguro clásico para afiliarlos al seguro Premium. De todas las personas que llamas, uno tiene que caer y el otro resbalar, decía el señor Villena, mi supervisor. Entre tantas personas que llamaba y tonos ocupados de los variados teléfonos, terminaba el día con nombres de personas dando vueltas en mi cabeza. En mis sueños también lo mismo -¡que simbólico!- los días pasaban de igual, mi única meta era aparte de jalar clientes para el servicio Premium, llegar al sábado para desconectarme de mis responsabilidades laborales y dedicarme a pasear a mi perro y fumarme un cigarro por el parque de la vuelta de mi casa.
Un lunes apareció en mi oficina una chica nueva pero era para otra área, compartíamos el mismo piso, solamente la saludaba cuando me la cruzaba o cuando convergíamos en alguna reunión. Un día en la oficina de mi supervisor, ella me vio imitando a un tipo de la televisión, lo cual le causo risa y cada vez que me la cruzaba me decía -imítalo pues- ¿cómo haces? yo me hacia el loco, le sonreía y punto.
A veces en las mañanas la veía desde la oficina en el cuarto piso llegar en su carro, desde arriba podía ver sus movimientos en el espacio, su caminar, la forma de cuadrar su carro, etc. fuimos en grupo a una cena y yo estaba sentado frente a ella y como ella era la que mas hablaba, le puse todos mis sentidos. Sus dedos de la mano eran larguísimos, no tenía anillos ni otra joya en sus dedos, pero su aspecto físico era algo descuidado -muy pálido- siempre tenía el cabello suelto y su delgadez fue lo que me motivo más a buscar ¿el por qué? -de tanto descuido-. Quizás eran cosas mías.
Ella era muchísimo mayor que yo, nunca estuvo casada, para esos días estaba sin compromiso y llevaba buen tiempo así, vivía sola en su departamento, tiene una hermana mayor que siempre de niña se llevaba los créditos. Toda su familia tenía que hacer con la hermana mayor. Durante años ella estaba a la sombra de su hermana mayor, la que mejores notas tenia, la que iba a mejores fiestas, la que tenia mejores enamorados, su hermana.
Llegó el día que su hermana se casó y se fue a vivir al extranjero y justo allí reaccionó y sintió como si se hubiera quedado sin chamba -¿ahora qué hago?-
Se dio cuenta que había pasado buena parte de su vida tratando de imitar a su hermana, para ser elogiada como ella. Sentía como si recién estuviese empezando la adolescencia. Allí recién salió a buscar al enamorado que le gustara a ella y no al que se parezca al de su hermana. Empezó a ser ella ser, pero el tiempo pasa y no regresa.
Como me dijo mi tío:
¿Cuántos años tiene la flaca?
Fácil, más de 35 -le dije-
Ya paso su verano -me dijo- jaja.
Ya nadie le para bola, llegaba sola y se regresa sola, el único que se ha fijado en ella soy yo, pero para este cuento.
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