domingo, 16 de mayo de 2010

FORMULA 1

La primera vez que la vi fue cuando estudiaba. Me encontraba en la biblioteca buscando fotos de la Formula 1 en Internet -me sacó de mi pseudo tranquilidad-. Allí empecé a regar la pólvora que terminaría muchos años después en los pasillos de un crucero, donde trabajaba como housekeeping. Caminó frente a mí como cualquier humano portador de glóbulos rojos. Ya no tenía la pinta de seguir devorando libros en silencio, pero su cabello largo color castaño con puntas débilmente doradas, a pesar de tanta pólvora regada, seguía igual.
No se percató de mi presencia, simplemente pasó de largo rodeada de su seguridad que detenía a todo aquel que se le acercara, como todo una princesa. Quería acercarme para poder decirle he esperado cerca de 30 años para volver a cruzarme contigo y esperaría más, para poder oler esa parte de tu cuerpo que es la última en despertarse en tus mañanas y la única que puede ver la estela gaseosa que dejas detrás de ti cuando caminas, estoy seguro de que el olor de tu cuello me dejaría en ese temido estado de coma, al cual me aferraría con tal de quedarme encantado por tu olor.

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